ALGUNAS CULTURAS ANCESTRALES

En antiguo Egipto momificación era el proceso para difuntos mediante un ritual funerario egipcio en que se creía que el espíritu del fallecido era guiado en el inframundo por el dios Anubis ante el tribunal de Osiris, quien extraía el Ib, que representa la conciencia moral y lo depositaba sobre uno de los dos platillos de una balanza, para ser contrapesado con la pluma de Maat, o sea verdad y justicia universal. En el Hermetismo Toth (referente a Hermes Trimegisto) era el escriba que anotaba los resultados y se los entregaba a Osiris. Si la sentencia era positiva su Ka y Ba (fuerza vital y anímica) podían conformar el Aj y vivir eternamente en los campos de Aaru, sino era inmediatamente arrojado al devorador de los muertos.

En Post Sumeria, luego del conflicto de Uanna, el llamado Adapa (Adán), que rechazó  la oportunidad de ser inmortal ofrecida por el Ea con lo que finaliza la era de Ninhurshag, gran  civilización primigenia que se describe en el Génesis y en la que no existía muerte ni enfermedad. Más adelante los sacerdote comenzaron a representar a la diosa Inanna para realizar encomendación de los muertos para que pasaran a una vida eterna.

Para los Conocimientos Védicos (Vedantta), pre-hinduísmo - Dárshanas - el  Samsara era ciclo de nacimientos y muertes a que se hallan atados todos los seres y una liberación de esta rueda se denominaba Moksha, por medio de auto liberación del miedo, apego, ira, entre otros, conduciendo a una felicidad que experimenta el ser al transformarse en el Atman no-Dual que es Uno con todo y consigo mismo en el Akâsha, ya sea en Ghatâkâsha (espacio limitado) o en el Mahakâsha (espacio ilimitado).

Para Kabbalah ancestral el Árbol de la Vida, que se representa por Séphiras, menciona que estas once emanaciones son físicas y espirituales, a través de las cuales se dio origen a todo lo existente. Se intercomunican a través de 22 senderos hacia una Iluminación en un camino desde el físico Maljut, principio de las formas y receptáculo de atributos por medio del Bhilut,  hacia lo superior, o sea el Kheter, que es Corona, luz atemporal y es el génesis de toda emanación. Luego en el el Sefer Yetzirá se enseñó que la muerte era acompañada por un análisis de la vida al mirar hacia atrás y apreciar nuestros logros y nuestros fracasos.

Para Metafísica Búdica, el nacimiento y muerte intervienen en el ser humano de manera ininterrumpida, ya que en cada instante, algo muere y algo nace dentro nuestro. Los diferentes Bardos son los estados de conciencia de nuestra vida y el estado de conciencia despierta es la conciencia que trasciende el sueño de una agonía y renacimiento. La muerte es una ilusión ya que el alma es eterna, nosotros no somos solo un cuerpo, sino un alma que porta un cuerpo, por ello cuando esa alma ha finalizado su corrección en este plano, sus programas se vuelven dificultosos de atender para su grado de consciencia y no es capaz de finalizar su corrección, esa alma debe abandonar esta dimensión, pero sigue activa como alma eterna.

Tanto Relatos desde apreciaciones de antiguas Lemuria e Hiperbórea, se fijaban en el árbol del fruto de luz y oscuridad. Recordemos que estas culturas milenarias tenían una particular relación con las matemáticas así que develaban explicaciones por medio de esta. Al estar maduro el fruto del árbol se desprende y cae al suelo, entonces se transformaba en abono para su tierra y el mismo árbol volvía a ingresar sus nutrientes transformados, de esta manera vida y muerte era una repetición y retroalimentación del árbol.

Mientras que el Tantra Sivaista influenció al Mahaâyana para utilizar los mantras como un modo de comunicación entre el ser y un carácter divino. El SAT-CHIT-ANANDA, que significa cuerpo, mente y espíritu (apreciación moderna), es guía con fin de llegar al Moksha, lo cual es una liberación del ser y un ingreso al estado de plenitud similar a lo que dicha filosofía entiende por iluminación.